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Gato Pícaro

Vida de ladrillos

Vida de ladrillos

Para Amy

Papá se acercó poniéndose en cuclillas y me dijo lo siguiente:
—La vida, Amy, es como una casita formada de ladrillos. Pero quiero que sepas que esos ladrillos no son iguales, cada uno está hecho de diferente materia y con forma distinta. Ahí tienes que hay ladrillos hechos de amor y unión sexual para los cimientos, para que uno nazca.
Interrumpió para darme un vaso de agua acompañado de una aspirina y continuó:
—Otros ladrillos son los que conforman el suelo. Sin ellos no tendrías un apoyo para poder mantenerte de pie aún en momentos tan difíciles como éste. Además, te permiten caminar y desarrollar cada uno de tus sentidos.
Distintos son los que componen las habitaciones. Formados por recuerdos, anécdotas, accidentes. Algunos llevan alegría, inmensa alegría. Aún así los hay también con tanta amargura. Imagina cada uno de los ladrillos. Mientras más grande sea la casa, más ladrillos serán necesarios y eso significa que esa vida tendrá más riqueza en emociones y experiencias, por lo que la casa aumentará su plusvalía.
Yo seguía llorando. Papá sacó su pañuelo para secar mis lágrimas al tiempo que decía:
—Y los más importantes, a mi juicio, los del techo. Esos ladrillos son los que más me gustan. Están hechos con materia estelar. Unos brillan con más intensidad que otros, haciendo del cielo una cobija de colores. A veces crujen por las noches con un ruidito casi imperceptible. Si prestas mucha atención escucharás a cada uno de los ladrillos contándote historias de lejanos lugares del universo.
Cada vez más ladrillos se integran a esa vida... —y al decirlo se entrecortó su habla y sus ojos se llenaron de lágrimas— hasta que tarde o temprano llega el representante de la Dirección de Obras Públicas. Te dice que no tienes permiso de construcción y por lo tanto tendrán que tirar la casa. Tu te haces de palabras con él. Alegas que nadie te dijo que estaba prohibido edificar. Pero a él no le importa si tu casa es grande o pequeña, si estás iniciando la construcción o estás a punto de terminarla; de igual manera dice que no se autoriza levantar en un predio que no es tuyo. Si tienes oportunidad te metes a juicio; pero eso sólo es alargar la agonía porque a todos, inevitablemente, les echan abajo su piso, sus muros y su techo para dar paso a la muerte.
Terminó de hablarme y se levantó para atender a otros dolientes. Había intentado explicármelo de forma sencilla pero ni la muerte de mi madre pudo quitarle a papá los años de idealizar todas las cosas como ingeniero burócrata al servicio del estado.

Gato Pícaro ©DERECHOS RESERVADOS
Martes, 03 de Mayo de 2005.
13:00

1 comentario

Josefina Martínez Rivas -

hola niño!
casi me haces llora; ya me habias comentado sobre el cuento pero no habia tenido la oportunidad de leerlo.
Es bueno, me agrado; sabes me agradan los escritos fatalistas.